Etiquetas

lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo 2: Arte Egipcio.

Cuando hablamos de arte egipcio, debemos alejarnos del concepto propiamente dicho. El egipcio no entendía el arte como nosotros en la actualidad. Los objetos no se creaban con una intencionalidad artística.
El artesano egipcio, y decimos artesano porque no existía diferencia entre el creador de vasijas y el pintor de sarcófagos en cuanto a término artístico, hace las cosas en su sentido práctico. Muy pocas obras fueron producto del "arte por el arte". Por supuesto no podemos excluir el sentido de belleza de las manifestaciones egipcias, pero lo que se exigía era que un objeto realizase la función primaria para la que fue concebido y, posteriormente, que la ejecución resultase lo más perfecta y bella posible.
El artista era normalmente un funcionario al servicio del estado o de los templos. El oficio era aprendido en escuelas que enseñaban los cánones establecidos y normalmente pasaba de padres a hijos. Aunque el artista era anónimo (pues no firmaba sus obras y muy pocos nombres han llegado hasta nosotros) no lo era para sus contemporáneos y algunos estaban altamente reconocidos, como lo prueba la decoración de algunas tumbas de artistas. Pero el artista no tiene independencia en su creación, todo lo que creaba debía estar de acuerdo a unos cánones preestablecidos; es, por tanto, un artista al que no se le pide originalidad, sino oficio.
El arte es egipcio es repetitivo, se emplean los mismos colores en la pintura, los mismos esquemas de representación durante siglos. Pero esto no se debe tanto a la falta de imaginación o creatividad de los artistas, cuanto a la necesidad de mantenerse fieles a una tradición estética muy vinculada con el mundo de las creencias religiosas y funerarias, que no evolucionó a lo largo de milenios.



No hay comentarios:

Publicar un comentario